Muere Mario Vargas Llosa, ícono de la literatura latinoamericana, a los 89 años

El mundo de las letras está de luto. Mario Vargas Llosa, el peruano que conquistó el Premio Nobel de Literatura en 2010 y marcó generaciones con su pluma incisiva, falleció este 13 de abril de 2025 en Lima, según informaron múltiples medios internacionales. A sus 89 años, el autor de La ciudad y los perros y La fiesta del chivo deja un vacío inmenso, pero también un legado que trasciende fronteras. Mientras sus hijos y lectores despiden a un gigante, aquí recordamos su vida, su obra y el eco imborrable de sus palabras.

Una despedida en paz

Según un comunicado atribuido a sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, el escritor murió rodeado de su familia en su hogar en Lima, en un ambiente de calma. “Nuestro padre falleció hoy en paz, acompañado de sus seres queridos”, señala el mensaje difundido en redes sociales, según reportes de Infobae y Reuters.

Aunque no se ha especificado la causa exacta, algunos medios, como Panorama, mencionan una neumonía como posible motivo. La familia pidió privacidad para despedirlo en un círculo íntimo, sin ceremonias públicas, y anunció que sus restos serán cremados, respetando sus deseos.

La noticia, que irrumpió este domingo, ha generado una oleada de tributos. La presidenta de Perú, Dina Boluarte, expresó sus condolencias y decretó un día de luto nacional, llamándolo “un peruano ilustre de todos los tiempos”. La UNAM, donde Vargas Llosa fue Doctor Honoris Causa en 2010, también lamentó su partida, destacándolo como una de las voces más influyentes de la literatura hispanoamericana.

El alma del Boom Latinoamericano

Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa se convirtió en un pilar del Boom Latinoamericano, el movimiento de los años 60 y 70 que puso a la región en el mapa literario global junto a nombres como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.

Su primera gran novela, La ciudad y los perros (1963), basada en su experiencia en la escuela militar Leoncio Prado, no solo le dio fama, sino también controversia: el libro fue quemado por militares peruanos que lo consideraron ofensivo. Lejos de detenerlo, esto afirmó su compromiso con la verdad.

Obras como Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981) y La fiesta del chivo (2000) exploraron el poder, la corrupción y la resistencia humana con una prosa rica y estructuras audaces.

The Guardian lo describió como un “narrador dotado” que cartografió las estructuras del poder, mientras la BBC destacó su habilidad para retratar la violencia y el machismo con imágenes potentes. Su Nobel en 2010 reconoció precisamente esa capacidad de mostrar “la lucha del individuo contra la autoridad”.

Más que un escritor

Vargas Llosa no se limitó a las páginas. Fue periodista, ensayista y político, siempre dispuesto a incomodar. En 1990, su candidatura presidencial en Perú, con un discurso de libre mercado, lo llevó cerca del poder, pero perdió ante Alberto Fujimori.

Su frase de 1990 sobre México—“la dictadura perfecta” del PRI—sigue siendo una de las críticas políticas más citadas en la región, según Infobae. Años después, no dudó en cuestionar líderes como Hugo Chávez o Andrés Manuel López Obrador, lo que le valió tanto admiradores como detractores.

Su vida personal también captó titulares. Desde su matrimonio con Julia Urquidi, inspiradora de La tía Julia y el escribidor, hasta su relación con Isabel Preysler entre 2015 y 2022, Vargas Llosa vivió con la intensidad de sus personajes. En sus últimos años, regresó a Lima y se reconcilió con su exesposa Patricia, madre de sus tres hijos, quien lo acompañó en sus días finales.

Un adiós que no apaga su voz

El impacto de Vargas Llosa es innegable. Sus más de 50 obras, traducidas a decenas de idiomas, siguen inspirando a lectores y escritores. Como dijo en su discurso del Nobel, la literatura es “un placer, pero también un instrumento para avanzar en la vida”. Su última novela, Le dedico mi silencio (2023), fue su despedida de la ficción, pero su compromiso con las ideas nunca se detuvo.

Mientras el mundo llora su partida, sus historias permanecen. En palabras de sus hijos, citadas por The New York Times, “su obra lo sobrevivirá”. Desde Lima hasta Madrid, de México a Buenos Aires, los lectores seguirán encontrando en sus páginas un reflejo de la lucha humana. Gracias, Mario, por enseñarnos a mirar el mundo con valentía.