Por primera vez los científicos conocen la causa incógnita de la enfermedad de Parkinson

Un descubrimiento revolucionario ha sacudido el campo de la neurología: científicos han descifrado por primera vez la estructura y el mecanismo de la proteína PINK1, directamente vinculada a la enfermedad de Parkinson, la afección neurodegenerativa de mayor crecimiento mundial.

Este hito, liderado por investigadores del Instituto Walter y Eliza Hall (WEHI) y el Centro de Investigación de la Enfermedad de Parkinson en Australia, abre la puerta a nuevos tratamientos que podrían ralentizar o incluso detener la progresión de esta devastadora enfermedad.

Publicado en la prestigiosa revista Science en abril de 2025, el estudio revela cómo PINK1 se activa en mitocondrias dañadas y ofrece esperanza para los 11 millones de personas afectadas por el Parkinson en todo el mundo.

La importancia de PINK1 en el Parkinson

La enfermedad de Parkinson, caracterizada por temblores, rigidez muscular y problemas cognitivos, afecta a más de 11 millones de personas globalmente, con una incidencia que crece rápidamente. Aunque no existe cura, los tratamientos actuales, como medicamentos, fisioterapia y cirugía, solo alivian los síntomas.

Una de las claves del Parkinson es la muerte de células cerebrales, particularmente aquellas que producen dopamina, esenciales para el control motor. A diferencia de otras células del cuerpo, que se reemplazan a un ritmo de 50 millones por minuto, las células cerebrales tienen una capacidad de regeneración extremadamente limitada.

Desde hace décadas, los científicos saben que la proteína PINK1 está relacionada con el Parkinson, especialmente en casos de inicio temprano (antes de los 50 años). Las mutaciones en el gen que codifica PINK1 causan una forma rara y hereditaria de la enfermedad. Sin embargo, hasta ahora, se desconocía cómo PINK1 interactúa con las mitocondrias, los orgánulos responsables de producir energía en las células, y cómo su mal funcionamiento contribuye a la neurodegeneración.

Un descubrimiento transformador

El equipo australiano, liderado por el profesor David Komander y la doctora Sylvie Callegari, resolvió un misterio que había desconcertado a la comunidad científica durante años. Por primera vez, los investigadores visualizaron la estructura tridimensional de PINK1 humana y detallaron cómo se adhiere a la superficie de mitocondrias dañadas, desencadenando una cascada de eventos que resultan en la muerte celular.

En una persona sana, las mitocondrias dañadas se eliminan mediante un proceso llamado mitofagia, que recicla componentes celulares defectuosos. PINK1 desempeña un papel crucial al detectar el daño mitocondrial y activar la mitofagia junto con otra proteína, Parkin. Sin embargo, en personas con mutaciones en PINK1, este proceso falla, lo que permite que las mitocondrias defectuosas liberen toxinas que acumulan daños y matan las células cerebrales.

El estudio detalla los cuatro pasos del funcionamiento de PINK1:

  1. Detección del daño mitocondrial: PINK1 identifica mitocondrias disfuncionales que ya no producen energía.
  2. Adhesión a la membrana mitocondrial: PINK1 se acopla a un complejo de proteínas en la superficie mitocondrial, un mecanismo previamente desconocido.
  3. Interacción con Parkin: PINK1 recluta a Parkin para marcar las mitocondrias dañadas para su reciclaje.
  4. Activación de la mitofagia: Las mitocondrias defectuosas son eliminadas, pero en el Parkinson, las mutaciones en PINK1 interrumpen este proceso.

“Es un hito monumental para la investigación del Parkinson. Ver por fin la estructura de PINK1 y comprender cómo se une a las mitocondrias es transformador”, afirmó el profesor Komander. La doctora Callegari añadió: “Descubrimos un conjunto único de proteínas que actúan como un sitio de acoplamiento para PINK1. También observamos cómo las mutaciones en PINK1, presentes en pacientes con Parkinson, alteran su función”.

Implicaciones para el tratamiento

Este avance es un punto de inflexión para el desarrollo de nuevos fármacos. Hasta ahora, la falta de información sobre la estructura de PINK1 había obstaculizado los esfuerzos para diseñar terapias dirigidas. Con esta nueva comprensión, los científicos pueden explorar formas de modificar la actividad de PINK1, ya sea activándola para restaurar la mitofagia o inhibiendo sus efectos dañinos en personas con mutaciones.

El descubrimiento también tiene implicaciones para el diagnóstico. El Parkinson puede tardar años, incluso décadas, en detectarse, ya que presenta hasta 40 síntomas diversos, como trastornos del habla, problemas visuales y dificultades para regular la temperatura corporal. Identificar biomarcadores relacionados con PINK1 podría permitir diagnósticos más tempranos, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

Expertos del Reino Unido, como el neurólogo Richard Ellis, han calificado el hallazgo como “un paso crucial” para entender el impacto de PINK1 en el Parkinson. “Estas observaciones abren nuevas oportunidades para desarrollar estrategias que ralenticen la progresión de la enfermedad”, señaló Ellis. Por su parte, la doctora Zhi Yao, investigadora de LifeArc, destacó que el conocimiento detallado de PINK1 podría acelerar el descubrimiento de fármacos no solo para el Parkinson, sino también para otras enfermedades neurodegenerativas.

Respaldo de la comunidad científica

La directora de comunicaciones de investigación de Parkinson’s UK, Becky Jones, subrayó la relevancia del estudio: “Sabemos desde hace tiempo que las mutaciones en PINK1 causan una forma rara de Parkinson hereditario. Este descubrimiento nos ayuda a entender cómo estos cambios dañan las células cerebrales que producen dopamina, un paso vital hacia tratamientos que puedan ralentizar o detener la enfermedad”.

El entusiasmo es compartido por la comunidad científica internacional. Análisis recientes en plataformas como X destacan el impacto del estudio, con expertos y pacientes celebrando el potencial de este avance para “cambiar vidas”. Aunque aún no se han desarrollado fármacos basados en estos hallazgos, los investigadores están optimistas sobre la posibilidad de ensayos clínicos en los próximos años.

Un futuro esperanzador

El descubrimiento de la estructura y el mecanismo de PINK1 marca un antes y un después en la lucha contra el Parkinson. Al revelar cómo esta proteína contribuye a la muerte de células cerebrales, los científicos han sentado las bases para terapias innovadoras que podrían transformar el manejo de la enfermedad.

Para los 11 millones de personas que viven con Parkinson, este avance representa una luz de esperanza en un panorama donde, hasta ahora, no existían tratamientos para frenar la progresión de la enfermedad.

A medida que los investigadores avanzan en el diseño de fármacos dirigidos a PINK1, el mundo observa con expectativa. Este hito no solo ilumina las causas ocultas del Parkinson, sino que también refuerza el poder de la ciencia para cambiar el curso de una de las afecciones neurológicas más desafiantes de nuestro tiempo.