En las próximas décadas, la escasez de agua se convertirá en uno de los mayores problemas que enfrenta el mundo. La escasez de agua dulce está a punto de surgir en todo el mundo, alimentada por el uso insostenible, la contaminación, el crecimiento demográfico y el cambio climático galopante. ¿Pero podría realmente llegar a un punto de ruptura en el que simplemente no quede agua?
La respuesta corta es no, el mundo no se quedará sin agua. Dicho esto, cada vez es más evidente que el agua dulce no siempre estará disponible donde y cuando los humanos la necesiten.
No hay riesgo de que nos quedemos sin agua de mar salada, que cubre el 70 por ciento de la superficie de nuestro mundo. El problema está en el agua dulce, que bebemos, nos bañamos y utilizamos para la agricultura. Esta reserva de agua dulce utilizable representa sólo el 3 por ciento del agua del mundo y la mayor parte está encerrada en hielo o glaciares congelados.
Está claro que el cambio climático está aumentando la frecuencia y la intensidad de las sequías, un factor importante en la crisis mundial de escasez de agua.
La crisis ya está aquí para muchos. Según una estimación de las Naciones Unidas para 2023 , 2 mil millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable segura. Eso es una cuarta parte de la población del planeta.
En 2018, Ciudad del Cabo fue un claro ejemplo de lo que podría deparar el futuro para muchas ciudades. Después de años de uso insostenible del agua, mala gestión y cambio climático, a la ciudad sudafricana le dijeron que podría quedarse sin agua en cuestión de meses. En medio de advertencias de que los grifos literalmente se estaban secando, se pidió a los residentes que redujeran su consumo de agua, se ducharan brevemente, no lavaran sus autos y tiraran la cadena de los inodoros lo menos posible.
Afortunadamente, el “Día Cero”, la fecha en la que se pronosticaba que la ciudad literalmente se quedaría sin agua, se evitó por poco, pero la situación de Ciudad del Cabo podría ser una señal de lo que vendría en otras partes del mundo.
En investigaciones recientes, se han identificado varias ciudades importantes como posibles focos de escasez de agua, incluidas Londres, Tokio, Miami y Moscú. Sin embargo, como siempre, serán las comunidades más pobres y las partes menos ricas del mundo las que soportarán la peor parte del problema.
A medida que el mundo se vuelve más desesperado por el agua, es probable que veamos algunos cambios sociales y geopolíticos profundos en la vida humana. Los investigadores han observado que el cambio climático y la escasez de agua aumentarán el riesgo de conflictos por el agua, en los que estados y grupos luchan por el acceso al agua. De manera similar, se estima que 700 millones de personas podrían verse desplazadas por la intensa escasez de agua para fines de esta década, lo que provocaría cambios masivos en la migración global.
Si bien es poco probable que se llegue a un punto en el que todos los grifos del mundo se sequen, es probable que los problemas del agua en el mundo se vuelvan muy complicados en los próximos años.