Hacia la Fusión Hombre-Máquina: Avance en la Unión de Cerebro y Tecnología

Un emocionante avance hacia la fusión entre el cerebro humano y la Inteligencia Artificial (IA) ha sido logrado mediante un nuevo estudio que involucra el cultivo de aproximadamente 800,000 células cerebrales vivas en chips de silicio.

Esto permitirá a los investigadores “enseñar” a estas células a realizar tareas específicas, abriendo el camino hacia dispositivos de IA capaces de aprender de forma independiente a lo largo del tiempo y adaptarse a cualquier tipo de cambio.

Este enfoque innovador, llamado “aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida”, emula la capacidad del cerebro humano, algo que hasta ahora ha estado fuera del alcance de los sistemas de IA existentes.

El proyecto de investigación es llevado a cabo por el Turner Institute for Brain and Mental Health de la Universidad de Monash, en Australia, en colaboración con Cortical Labs. Su objetivo es crear lo que se podría llamar un “cerebro artificial vivo” al ensamblar 800,000 células cerebrales humanas en chips de silicio. Este es el primer paso hacia la creación de máquinas de IA que puedan aprender a largo plazo y adaptarse de manera similar al cerebro humano.

Los investigadores han obtenido financiamiento de aproximadamente 365,000 euros a través de un programa australiano de becas de estímulo a la investigación. Esta financiación les permitirá avanzar en sus objetivos después de haber demostrado previamente la capacidad de un grupo de células cerebrales cultivadas en laboratorio para jugar un simple juego de ordenador, similar al Pong.

Este enfoque combina células cerebrales vivas con chips de silicio y fusiona los campos de la Inteligencia Artificial y la biología sintética para crear plataformas informáticas biológicas programables. Se espera que esta nueva capacidad tecnológica supere en rendimiento a los sistemas puramente basados en silicio.

Sin embargo, el objetivo final va mucho más allá de simplemente mejorar el hardware. La verdadera ambición radica en permitir que la Inteligencia Artificial supere una de sus limitaciones más significativas: el “olvido catastrófico”.

A diferencia del cerebro humano, los sistemas actuales de IA no pueden incorporar nuevos conocimientos sin olvidar lo que ya han aprendido, lo que limita su capacidad de adaptarse a un entorno en constante cambio y su interacción con los seres humanos.

El equipo de investigadores destaca que los nuevos sistemas biológicos que están desarrollando son superiores porque pueden operar en tiempo real y aprender con menos información que los sistemas puramente artificiales.

Esto implica que podrán aprender de manera continua y adaptarse constantemente sin perder lo que ya han aprendido.

El programa de investigación no solo tiene como objetivo crear una nueva generación de máquinas de IA más avanzadas, sino también entender los mecanismos biológicos que subyacen al aprendizaje continuo a lo largo de la vida en el cerebro humano.

Este conocimiento podría aplicarse posteriormente en vehículos autónomos, drones independientes, robots y otros dispositivos portátiles que requieren un tipo de Inteligencia Artificial más adaptable y avanzada.