Los efectos secundarios del uso contante de antiácidos comienza a manifestarse de esta forma, sobre todo por las mañanas

Los antiácidos, como el omeprazol o el hidróxido de aluminio, son un salvavidas para quienes lidian con acidez estomacal o reflujo. Sin embargo, tomarlos de forma constante, especialmente sin supervisión médica, puede desencadenar efectos secundarios que pasan desapercibidos hasta que se vuelven molestos.

Estos problemas suelen manifestarse con mayor claridad por las mañanas, cuando el cuerpo lleva horas procesando los medicamentos. Según gastroenterólogos, respaldados por estudios como los publicados en American Journal of Gastroenterology, el uso prolongado de antiácidos puede alterar el equilibrio de nutrientes y la función digestiva.

En este artículo, exploramos cuatro señales clave que indican que tu cuerpo está sintiendo los efectos de este hábito: fatiga matutina, dolor articular, estreñimiento matutino y confusión o niebla mental. Si reconoces estas molestias, es hora de prestar atención.

Fatiga matutina: un cansancio que parece no tener razones

Despertar con fatiga matutina, incluso tras dormir lo suficiente, puede ser una señal de que los antiácidos están afectando tu cuerpo. Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), como el omeprazol, reducen la acidez estomacal, pero también disminuyen la absorción de vitamina B12 y magnesio, nutrientes esenciales para la producción de energía.

Un estudio en Clinical Gastroenterology and Hepatology encontró que el déficit de B12 por uso prolongado de IBP está relacionado con cansancio persistente. Esta fatiga matutina puede sentirse como una pesadez que dificulta empezar el día, a menudo acompañada de debilidad muscular.

Para abordar este síntoma, revisa cuánto tiempo llevas usando antiácidos y consulta a tu médico para evaluar tus niveles de B12 y magnesio mediante un análisis de sangre. Incorpora alimentos ricos en estos nutrientes, como huevos o espinacas, pero evita suplementos sin orientación profesional. Reducir el consumo de café o alimentos ácidos puede disminuir tu dependencia de antiácidos. Si la fatiga matutina persiste, un gastroenterólogo podría ajustar tu tratamiento o recomendar alternativas como cambios en la dieta.

Dolor articular: molestias que aparecen al despertar

El dolor articular que surge por las mañanas, especialmente en manos, rodillas o caderas, puede estar vinculado al uso constante de antiácidos. Los IBP y los antiácidos a base de aluminio o calcio pueden alterar los niveles de magnesio y calcio en el cuerpo, lo que afecta la salud de las articulaciones.

Según Journal of Bone and Mineral Research, la hipomagnesemia (bajos niveles de magnesio) causada por antiácidos prolongados puede provocar rigidez y dolor articular, que suele ser más notorio al despertar, cuando las articulaciones han estado inmóviles.

Si notas dolor articular, anota su intensidad y duración, y compártelo con tu médico. Evita el consumo excesivo de antiácidos de venta libre y considera incluir alimentos ricos en magnesio, como almendras o plátanos, en tu dieta. Estiramientos suaves al despertar, como rotaciones de muñecas o rodillas, pueden aliviar la rigidez. No ignores este síntoma, especialmente si se acompaña de hinchazón o enrojecimiento, ya que podría indicar un problema más serio. Un ajuste en tu medicación o pruebas de laboratorio pueden ayudarte a recuperar el equilibrio.

Estreñimiento matutino: un inicio de día incómodo

El estreñimiento matutino, esa sensación de pesadez o dificultad para evacuar al empezar el día, es otro efecto secundario común del uso prolongado de antiácidos. Los antiácidos que contienen aluminio o calcio, así como los IBP, pueden alterar la motilidad intestinal, ralentizando el movimiento de los desechos a través del colon.

Un estudio en Alimentary Pharmacology & Therapeutics señala que los IBP pueden cambiar el microbioma intestinal, contribuyendo al estreñimiento. Este problema es más evidente por las mañanas, cuando el cuerpo intenta regular sus funciones tras el descanso nocturno.

Para aliviar el estreñimiento matutino, aumenta tu consumo de fibra con alimentos como avena, ciruelas o semillas de chía, y bebe al menos 2 litros de agua al día. Caminar 15 minutos después del desayuno puede estimular el movimiento intestinal. Habla con tu médico sobre la posibilidad de cambiar a un antiácido con menos impacto en el intestino, como uno a base de magnesio, pero solo bajo supervisión. Si el problema persiste o se acompaña de dolor abdominal, una colonoscopia o pruebas adicionales podrían ser necesarias.

Confusión o niebla mental: cuando la claridad se desvanece

Experimentar confusión o niebla mental al despertar, como dificultad para concentrarte o sentirte “desconectado”, puede ser una señal alarmante del abuso de antiácidos.

La reducción de vitamina B12 y magnesio, causada por el uso prolongado de IBP, afecta la función cognitiva, ya que ambos nutrientes son cruciales para la salud neurológica. Según Neurogastroenterology and Motility, los pacientes que usan IBP durante más de un año tienen un mayor riesgo de síntomas cognitivos, que suelen ser más notorios por las mañanas, cuando el cerebro aún se está activando.

Si notas confusión o niebla mental, registra cuándo ocurre y si coincide con el uso de antiácidos. Evita depender de estos medicamentos para síntomas leves y prueba remedios naturales, como infusiones de manzanilla o ajustes en la dieta, para reducir la acidez.

Consulta a tu médico para evaluar tu función cognitiva y niveles de nutrientes; un suplemento de B12 podría ser necesario, pero solo bajo prescripción. Actividades como rompecabezas o caminatas matutinas pueden ayudarte a despejar la mente mientras resuelves el problema.

Actúa antes de que sea tarde

El uso constante de antiácidos puede parecer una solución rápida para la acidez, pero sus efectos secundarios, como fatiga matutina, dolor articular, estreñimiento matutino y confusión o niebla mental, son señales de que tu cuerpo está pidiendo un cambio.

Estas molestias, especialmente evidentes por las mañanas, indican que tu equilibrio de nutrientes y tu salud digestiva están comprometidos. La clave está en usar estos medicamentos solo cuando sea necesario, bajo supervisión médica, y complementar con hábitos que reduzcan la acidez, como comer porciones pequeñas, evitar alimentos irritantes y practicar técnicas de relajación para el estrés.

Lleva un diario de tus síntomas y medicamentos, anotando su frecuencia y cómo te afectan. Si experimentas estas señales, no las ignores; consulta a un gastroenterólogo para evaluar tu salud digestiva y ajustar tu tratamiento. Proteger tu cuerpo empieza con decisiones informadas, y tu bienestar merece esa atención.