Las personas que no cuidan su salud cardiovascular y son propensas a problemas cardíacos tienen estos 10 malos hábitos

El corazón es un motor incansable, latiendo día tras día para mantenernos vivos, pero no siempre le damos el cuidado que merece. La salud cardiovascular es clave para una vida larga y plena, y descuidarla puede llevar a problemas graves, como hipertensión, infartos o enfermedades coronarias. Sin embargo, muchas personas, sin darse cuenta, adoptan hábitos que debilitan este órgano vital, aumentando su riesgo de complicaciones.

Estos malos hábitos, arraigados en la rutina diaria, no son solo elecciones aisladas; son patrones que, con el tiempo, pueden convertirse en una sentencia para el corazón. Basado en investigaciones médicas y datos de salud hasta abril de 2025, este artículo explora diez comportamientos perjudiciales que las personas propensas a problemas cardíacos suelen practicar, ofreciendo una mirada clara sobre cómo pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia.

Ignorar las señales del cuerpo

Una de las costumbres más peligrosas es pasar por alto lo que el cuerpo intenta decir. Dolores torácicos, fatiga inusual o dificultad para respirar son señales que muchas personas descartan como estrés o cansancio pasajero. Según un estudio de 2024 en Journal of Cardiology, el 40% de los pacientes con problemas cardíacos ignoraron síntomas tempranos, retrasando diagnósticos que podrían haber salvado vidas.

Estas personas podrían sentir un leve mareo tras subir escaleras y pensar “es normal a mi edad”, sin buscar una evaluación médica. Escuchar al cuerpo y consultar a un especialista ante cualquier anomalía es crucial para prevenir complicaciones graves.

Llevar una dieta cargada de grasas y azúcares

La comida es el combustible del corazón, pero llenarlo de grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos ultraprocesados es como echar arena a un motor fino. Las personas que no cuidan su salud cardiovascular suelen consumir hamburguesas, papas fritas, refrescos y postres con frecuencia, ignorando el impacto a largo plazo.

Un informe de 2023 en American Heart Association Journal reveló que las dietas altas en grasas trans aumentan el riesgo de enfermedad coronaria en un 30%. En la vida diaria, esto se ve en quienes piden comida rápida varias veces por semana o llenan su carrito de supermercado con snacks azucarados, sin priorizar frutas, verduras o grasas saludables como las del aguacate o las nueces.

Mantenerse sedentarios la mayor parte del tiempo

El sedentarismo es un enemigo silencioso del corazón. Aquellos que pasan horas sentados frente a una pantalla, ya sea trabajando, viendo televisión o navegando en redes sociales, sin apenas moverse, están poniendo su salud en riesgo. La World Health Organization (2024) estima que la inactividad física contribuye al 25% de los casos de enfermedades cardiovasculares.

Estas personas podrían evitar el gimnasio, caminar solo lo estrictamente necesario y optar por el ascensor en lugar de las escaleras. La falta de ejercicio regular, como una caminata de 30 minutos al día, debilita el corazón y favorece la acumulación de placa en las arterias.

Fumar o exponerse al humo de segunda mano

El tabaquismo sigue siendo una de las principales amenazas para la salud cardiovascular. Las personas que fuman, o incluso aquellas que están frecuentemente expuestas al humo de otros, dañan sus vasos sanguíneos y aumentan la presión arterial. Según Circulation Journal (2023), los fumadores tienen un 50% más de riesgo de sufrir un infarto que los no fumadores.

Este hábito se ve en quienes encienden un cigarrillo tras el café matutino o socializan en espacios llenos de humo, ignorando que cada inhalación estrecha sus arterias y reduce el oxígeno que llega al corazón.

Consumir alcohol en exceso

Un vaso de vino ocasional no es el problema, pero el consumo excesivo de alcohol sí lo es. Las personas propensas a problemas cardíacos a menudo beben más allá de los límites recomendados—dos tragos al día para hombres, uno para mujeres—sin considerar el impacto. Un estudio de 2024 en European Heart Journal encontró que el abuso de alcohol eleva el riesgo de fibrilación auricular en un 20%.

Esto se refleja en quienes ven el fin de semana como una excusa para beber varias cervezas o cócteles, o en aquellos que recurren al alcohol para “relajarse” tras un día estresante, sin medir las consecuencias para su corazón.

Descuidar el control del estrés

El estrés crónico es como un peso constante sobre el corazón. Las personas que no manejan bien el estrés—ya sea por trabajo, problemas familiares o preocupaciones personales—tienen niveles elevados de cortisol, lo que aumenta la presión arterial y el riesgo de ataques cardíacos.

Según Stress and Health (2023), el estrés no manejado contribuye al 35% de los casos de hipertensión. Estas personas podrían pasar noches en vela preocupadas, trabajar sin pausas o estallar en frustración ante pequeños inconvenientes, sin practicar técnicas como la meditación, el yoga o incluso una simple caminata para liberar tensiones.

Dormir poco o mal

El sueño es el momento en que el corazón descansa, pero muchos lo sacrifican sin pensarlo. Las personas que duermen menos de seis horas por noche o tienen un sueño interrumpido enfrentan un mayor riesgo cardiovascular. Un estudio de 2024 en Sleep Medicine mostró que la privación crónica de sueño eleva el riesgo de enfermedad cardíaca en un 25%.

Este hábito se ve en quienes se quedan hasta la medianoche viendo series, trabajan hasta tarde o ignoran problemas como el insomnio, pensando que “ya recuperarán” el sueño perdido. Un horario regular y un ambiente propicio para descansar son esenciales para proteger el corazón.

Saltarse chequeos médicos regulares

Evitar al médico es un error común entre quienes descuidan su salud cardiovascular. Las personas propensas a problemas cardíacos a menudo posponen chequeos, ignoran medir su presión arterial o descartan la importancia de análisis de colesterol. Según Preventive Medicine (2023), los chequeos regulares reducen el riesgo de eventos cardíacos graves en un 40% al detectar problemas a tiempo.

En la vida diaria, esto se ve en quienes dicen “me siento bien, no necesito un doctor” o cancelan citas médicas por “falta de tiempo”, dejando que condiciones silenciosas como la hipertensión avancen sin control.

Consumir demasiada sal

La sal, aunque parece inofensiva, es un riesgo cuando se consume en exceso. Las personas que no cuidan su corazón suelen añadir sal extra a sus comidas, elegir alimentos procesados como embutidos o sopas enlatadas, y comer fuera con frecuencia, donde los platos están cargados de sodio.

Un informe de 2024 en Hypertension Journal indica que el consumo excesivo de sal aumenta el riesgo de hipertensión en un 30%. Este hábito se refleja en quienes no leen etiquetas nutricionales o no controlan su ingesta, ignorando que el sodio tensa los vasos sanguíneos y sobrecarga el corazón.

Ignorar el peso corporal

El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes para el corazón, pero muchas personas los minimizan. Aquellos que no vigilan su peso, especialmente la grasa abdominal, enfrentan una mayor probabilidad de enfermedades cardiovasculares. Según Obesity Reviews (2023), el exceso de peso eleva el riesgo de infarto en un 35%.

Este hábito se ve en quienes evitan la báscula, comen porciones grandes sin control o descartan la actividad física, pensando que “unos kilos de más” no son gran cosa. Mantener un peso saludable, con dieta y ejercicio, es una defensa clave para el corazón.

Un cambio a tiempo salva vidas

Estos diez malos hábitos—ignorar síntomas, comer mal, permanecer sedentarios, fumar, beber en exceso, descuidar el estrés, dormir poco, evitar chequeos, abusar de la sal y no controlar el peso—son trampas comunes que debilitan el corazón. Pero la buena noticia es que ninguno es irreversible.

Adoptar una dieta rica en vegetales, moverse 30 minutos al día, dormir bien, manejar el estrés y visitar al médico regularmente pueden transformar la salud cardiovascular. Si reconoces alguno de estos hábitos en ti o en alguien cercano, no es tarde para actuar. Un corazón sano no solo alarga la vida, sino que la llena de energía y posibilidades. Escucha a tu cuerpo, cuídalo y dale el amor que merece.