La vida de los Papas en el Vaticano: residencias, modo de vida y cuánto ganan

La Ciudad del Vaticano, el pequeño Estado soberano en el corazón de Roma, ha sido durante siglos el hogar de los papas, líderes espirituales de la Iglesia Católica. Este enclave, con su majestuosa Basílica de San Pedro y su rica historia, no solo es un centro de fe, sino también un lugar donde se entrelazan la tradición, la austeridad y la administración de recursos.

¿Cómo viven realmente los papas en el Vaticano? A continuación, exploramos sus residencias, estilos de vida y la estructura económica que sostiene su labor, con un enfoque en los cambios recientes que han marcado esta institución milenaria.

Residencias papales: entre la tradición y la sencillez

Históricamente, los papas han residido en el Palacio Apostólico, una imponente estructura que ha sido la residencia oficial desde 1870. Este complejo, con su arquitectura renacentista y barroca, alberga capillas, oficinas y las estancias privadas del pontífice.

Desde Pío IX hasta Benedicto XVI, los papas vivieron en este palacio, que incluye espacios icónicos como la Capilla Sixtina y las Salas de Rafael. Aunque gran parte del palacio está cerrada al público, algunas áreas son accesibles para los visitantes, lo que permite vislumbrar su opulencia.

El Palacio Apostólico no es solo una residencia, sino un centro administrativo y espiritual. Sus frescos, diseñados por maestros como Miguel Ángel y Rafael, reflejan la riqueza artística del Vaticano. Sin embargo, la grandeur del palacio contrasta con las decisiones de algunos papas modernos, quienes han optado por estilos de vida más modestos.

Casa Santa Marta: la elección de la austeridad

Desde su elección en 2013, el papa Francisco marcó un precedente al rechazar el Palacio Apostólico como residencia permanente. En su lugar, eligió la Casa Santa Marta, un hospedaje más sencillo dentro del Vaticano, originalmente diseñado para alojar a los cardenales durante los cónclaves. Francisco, en una entrevista con Radiotelevisión Suiza, explicó que el Palacio Apostólico le resultaba psicológicamente abrumador, describiendo la sensación como “un embudo al revés”. En Santa Marta, ocupa una modesta suite de dos habitaciones, donde lleva una vida más cercana a la gente.

Vivir en Santa Marta permite a Francisco mantener un contacto directo con otros residentes, como sacerdotes y empleados vaticanos. Celebra misas públicas matutinas, come en el comedor común y mantiene un estilo de vida que él mismo describe como el de un “empleado de medio nivel”. Esta decisión no solo refleja su compromiso con la humildad, sino que también ha inspirado debates sobre cómo los futuros papas podrían redefinir la tradición residencial.

Castel Gandolfo: la residencia de verano

Además de las residencias en el Vaticano, los papas cuentan con el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, ubicado a 25 kilómetros de Roma, junto al lago Albano. Esta residencia de verano, utilizada desde el siglo XVII, ofrece un retiro tranquilo rodeado de jardines y vistas pintorescas. En 2016, Francisco abrió al público 20 salas de este palacio, incluyendo una biblioteca privada, un estudio y una capilla, permitiendo a los visitantes explorar la vida papal fuera del Vaticano.

A diferencia de sus predecesores, Francisco rara vez visitó Castel Gandolfo, prefiriendo permanecer en Santa Marta incluso durante el verano. Esta apertura al público simboliza un cambio hacia la transparencia y el deseo de compartir el patrimonio vaticano con los fieles y turistas.

Estilo de vida: de la opulencia a la simplicidad

La influencia de Francisco en la austeridad

El papa Francisco, fallecido en abril de 2025, dejó un legado de simplicidad que transformó la percepción del papado. Antes de su elección, como arzobispo de Buenos Aires, vivía en un apartamento modesto y usaba transporte público. Como papa, mantuvo esta filosofía, rechazando vehículos de lujo en favor de un Ford Focus y evitando gastos innecesarios. “No tengo sueldo, pido lo que necesito”, reveló en el documental Amén. Francisco Responde, destacando su enfoque en la sobriedad.

Francisco también promovió la transparencia económica, implementando recortes salariales en 2021 y 2024 para enfrentar el déficit vaticano, agravado por la pandemia de COVID-19. Estas medidas afectaron a cardenales, obispos y empleados, reforzando su mensaje de una Iglesia más humilde y responsable.

La vida cotidiana de un papa

La rutina diaria de un papa combina deberes espirituales, administrativos y diplomáticos. Por la mañana, los pontífices suelen celebrar misa, seguida de audiencias con líderes mundiales, cardenales o fieles. Las tardes se dedican a la lectura de informes, la redacción de encíclicas o la preparación de discursos. A pesar de su autoridad global, los papas modernos buscan mantener una conexión humana, como lo demostró Francisco al interactuar con los residentes de Santa Marta.

Los papas también tienen acceso a servicios exclusivos, como atención médica gratuita y tiendas vaticanas con precios subsidiados. Sin embargo, Francisco evitó aprovechar estos beneficios en exceso, prefiriendo una vida que reflejara los valores de pobreza y servicio.

Salarios y finanzas: la estructura económica del Vaticano

El papa: un cargo sin salario

Una de las preguntas más comunes sobre la vida papal es si los pontífices reciben un salario. La respuesta es clara: el papa no cobra un sueldo. Como explicó Francisco, todas sus necesidades —desde ropa hasta viajes— son cubiertas por la Santa Sede. Esta tradición refleja la naturaleza espiritual del papado, donde el líder de la Iglesia no acumula riqueza personal. En su caso, Francisco afirmó que, si necesitaba dinero para algo personal, como un par de zapatos, simplemente lo solicitaba.

Aunque no recibe un salario, el papa administra fondos como el Óbolo de San Pedro, una colecta global destinada a obras caritativas y al funcionamiento del Vaticano. En 2023, este fondo recaudó 52 millones de euros, aunque los gastos superaron los 109 millones, evidenciando los desafíos financieros del Vaticano.

Salarios de la Curia Romana

A diferencia del papa, los miembros de la Curia Romana, el aparato administrativo de la Iglesia, sí reciben salarios. Los cardenales que ocupan altos cargos perciben alrededor de 5.000 euros mensuales, una cifra que se redujo en un 10% en 2021 y nuevamente en 2024 debido a las reformas de Francisco. Obispos y sacerdotes en roles administrativos ganan entre 1.500 y 2.500 euros, mientras que los empleados laicos, que realizan tareas técnicas o de seguridad, reciben entre 1.200 y 3.000 euros, comparables a los salarios de funcionarios italianos.

Estos trabajadores también disfrutan de beneficios como viviendas a precios reducidos, atención médica gratuita y acceso a tiendas vaticanas. Sin embargo, los recortes recientes han generado tensiones internas, ya que el Vaticano enfrenta un déficit de 83 millones de euros, según informes de 2024.

Fuentes de ingresos del Vaticano

El Vaticano se sostiene mediante diversas fuentes de ingresos, incluyendo:

  • Óbolo de San Pedro: Colecta anual de los fieles para obras caritativas y operativas.
  • Turismo religioso: Millones de visitantes acuden a los Museos Vaticanos y la Basílica de San Pedro.
  • Venta de sellos y monedas conmemorativas: Una fuente significativa de ingresos.
  • Donaciones privadas y inversiones: El Vaticano posee más de 5.000 propiedades, principalmente en Italia, y gestiona fondos en diversos sectores.

En 2021, el Vaticano publicó por primera vez un informe detallado de su patrimonio, estimado en 1.400 millones de euros. Esta transparencia responde a las reformas de Francisco, quien buscó desmitificar las finanzas vaticanas y combatir la opacidad que había generado especulaciones durante décadas.

El futuro del papado: ¿continuará la austeridad?

Con la reciente transición tras la muerte de Francisco, el próximo papa enfrentará la decisión de dónde residir y cómo gestionar los recursos del Vaticano. ¿Retomará la tradición del Palacio Apostólico o seguirá el ejemplo de austeridad de Santa Marta? Esta elección no solo definirá su estilo de vida, sino que también enviará un mensaje al mundo sobre los valores de la Iglesia.

El legado de Francisco ha puesto el listón alto en términos de simplicidad y transparencia. Sin embargo, los desafíos financieros del Vaticano, combinados con la necesidad de mantener su influencia global, requerirán un equilibrio delicado. El próximo pontífice tendrá la oportunidad de moldear el futuro del papado, decidiendo si abraza la grandeza histórica o continúa el camino de la humildad.

La vida de los papas en el Vaticano es una mezcla de tradición, espiritualidad y responsabilidad administrativa. Desde las majestuosas salas del Palacio Apostólico hasta la modesta Casa Santa Marta, los pontífices han adaptado sus residencias y estilos de vida a sus valores personales.

La ausencia de un salario para el papa subraya la naturaleza única de su rol, mientras que las reformas recientes reflejan un esfuerzo por alinear la Iglesia con los principios de austeridad y transparencia. A medida que el Vaticano enfrenta nuevos desafíos, la forma en que los futuros papas vivan y gestionen sus recursos seguirá siendo un tema de fascinación global.