El colágeno está en todas partes: batidos, cápsulas, gomitas, incluso café. Prometen piel radiante, articulaciones fuertes y un cuerpo rejuvenecido, y millones han caído en la fiebre de este suplemento. Pero detrás del brillo de la tendencia hay una sombra que no todos ven: para las personas con problemas renales, el colágeno no es tan inofensivo como parece.

Lo que se vende como un elixir de bienestar podría convertirse en una carga silenciosa para los riñones. Aquí te explico por qué, con datos claros y un análisis que va al grano, basado en lo que sabemos hasta abril de 2025.
El boom del colágeno: ¿qué es y por qué está de moda?
El colágeno es una proteína natural que forma el andamiaje de tu piel, huesos y articulaciones. Con los años, el cuerpo produce menos, y ahí entra la industria: suplementos hechos de piel, huesos o escamas de animales—hidrolizados para que los absorbas fácil. En 2024, el mercado global de colágeno superó los 5 mil millones de dólares, impulsado por influencers y promesas de belleza eterna.
La gente lo toma por montones: 10 gramos al día, a veces más, pensando que es una apuesta segura. Pero no todos los cuerpos lo manejan igual, y los riñones, esos filtros esenciales, podrían pagar el precio.
Cómo procesan los riñones el colágeno
Cuando tragas colágeno, tu sistema digestivo lo descompone en aminoácidos—los ladrillos de las proteínas—como glicina, prolina e hidroxiprolina. Estos viajan por la sangre hasta que los riñones los filtran. En un cuerpo sano, eso no es gran cosa: los riñones eliminan lo que no necesitas a través de la orina y listo.
Pero si tus riñones ya están dañados—digamos, por enfermedad renal crónica (ERC), diabetes o hipertensión—ese proceso se complica. Filtrar exceso de proteína, incluso una “inocente” como el colágeno, puede ser como pedirle a un motor averiado que corra un maratón.
El riesgo real: sobrecarga y desechos
Los suplementos de colágeno no son comida común; son dosis concentradas. Una cucharada de 10 gramos suma proteína extra a tu dieta, y para alguien con ERC, eso significa más trabajo para unos riñones que ya van cojeando. El problema no es solo la cantidad, sino los subproductos: al metabolizar proteínas, se generan desechos como urea y creatinina.
En riñones sanos, estos se van sin drama. En riñones débiles, se acumulan, subiendo la carga tóxica. Un estudio de 2023 en Nephrology Dialysis Transplantation encontró que dietas altas en proteínas—más de 1.2 g por kg de peso al día—aceleran el deterioro en pacientes con ERC en etapa 3. El colágeno, aunque no sea carne, cuenta en esa ecuación.
Piedras en el camino: oxalatos y calcio
Algunos colágenos—especialmente los marinos, de pescado—traen un pasajero inesperado: oxalatos. Estas moléculas, presentes en ciertos alimentos y suplementos, se unen al calcio en los riñones y forman cálculos—piedras que duelen y complican todo. Un análisis de 2024 en Journal of Renal Nutrition mostró que el 15% de los suplementos de colágeno marino analizados tenían niveles detectables de oxalatos, un riesgo extra para quienes ya luchan con piedras renales.
Si tus riñones no filtran bien, añadir oxalatos es como echar sal a una herida. No todos los colágenos son iguales, pero sin regulación estricta, no sabes qué estás tomando.
El equilibrio del fósforo y el potasio
Otro detalle que la moda ignora: el colágeno procesado a veces lleva aditivos—fosfatos o potasio—para estabilizarlo o darle sabor. En una persona sana, eso pasa desapercibido. Pero en ERC, donde los riñones no manejan bien estos minerales, puede ser un desastre. El fósforo alto daña vasos sanguíneos y huesos; el potasio alto altera el corazón.
Un informe de la National Kidney Foundation (2024) advierte que suplementos no regulados—como algunos colágenos baratos—pueden tener hasta 200 mg de fósforo por dosis. Para alguien con riñones débiles, eso es una bomba silenciosa.
La paradoja: ¿y las articulaciones?
La ironía es que muchos con problemas renales toman colágeno por artrosis o dolor articular—condiciones comunes en ERC por inflamación o desgaste. Pero no hay evidencia sólida de que funcione mejor que una dieta balanceada con proteínas naturales. Un meta-análisis de 2023 en Arthritis Research & Therapy dice que el colágeno mejora la rigidez un 10-15% en algunos casos, pero los estudios son pequeños y no miran efectos renales.
Entonces, podrías estar arriesgando tus riñones por un beneficio dudoso. Es un trueque que no siempre vale la pena.
Quiénes están en la mira

No todos deben temer al colágeno. Si tus riñones funcionan al 100%, tu cuerpo lo procesa sin quejarse—hasta 20 g al día suelen ser seguros, según la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria). Pero si tienes ERC—que afecta a 1 de cada 10 adultos globalmente—o antecedentes de piedras, hipertensión o diabetes que afectan los riñones, la cosa cambia.
En etapas tempranas de ERC (1-2), el riesgo es bajo pero real; en etapas 3-5, es una apuesta peligrosa. Los nefrólogos lo tienen claro: más proteína no siempre es mejor.
Qué dicen los expertos
La Dra. Melanie Hoenig, nefróloga de Harvard, dijo en 2024 a Medscape: “Los pacientes con ERC deben evitar suplementos proteicos innecesarios, incluido el colágeno, a menos que un médico lo supervise”. La Kidney Disease Outcomes Quality Initiative (KDOQI) recomienda limitar la proteína a 0.6-0.8 g por kg de peso en ERC avanzada—un umbral que el colágeno puede rebasar fácil.
No es alarmismo; es precaución basada en cómo funcionan los riñones bajo estrés. La moda no cuenta esa parte.
Qué hacer si tienes problemas renales
Si tus riñones no están al 100%, no te lances al colágeno por un anuncio en Instagram. Habla con tu médico o nefrólogo primero—ellos pueden medir tu función renal (filtración glomerular) y decirte si es seguro. Si ya lo tomas y notas fatiga, hinchazón o cambios en la orina, para y chequea.
Opta por fuentes naturales—caldo de hueso casero o pescado—donde controlas lo que entra. El colágeno de bote no es veneno, pero tampoco un milagro para todos.
La moda tiene un costo
El colágeno se vende como la fuente de la juventud, pero para quienes tienen riñones frágiles, puede ser un paso en falso. Sobrecarga proteica, oxalatos, fósforo—son riesgos reales, no teorías. La industria brilla con promesas, pero no avisa quiénes podrían salir perdiendo.
Si tus riñones están en juego, infórmate antes de seguir la corriente. Tu salud no es una tendencia y no debes exponerte sin antes realizar un examen muy minucioso sobre lo que necesitas.