Fallece Tomiko Itooka, la persona más longeva del mundo a los 116 años

El mundo ha perdido a una de sus figuras más notables de longevidad. Tomiko Itooka, reconocida como la persona más longeva del planeta, falleció a la impresionante edad de 116 años. Nacida el 23 de mayo de 1908 en Osaka, Japón, Itooka vivió una vida que abarcó más de un siglo, siendo testigo de eventos históricos trascendentales, desde guerras hasta revoluciones tecnológicas, y dejando un legado de inspiración para muchos.

Una vida llena de historia

Tomiko Itooka nació en un período en el que Japón comenzaba a modernizarse y abrirse al mundo. Creció en una familia de tres hijos en Osaka, una ciudad que, a lo largo de su vida, se transformó de un centro industrial a una metrópolis moderna. En su juventud, Itooka se destacó como jugadora de voleibol, un deporte que en aquel entonces comenzaba a ganar popularidad en Japón.

A lo largo de su vida, Itooka presenció algunos de los eventos más significativos del siglo XX y principios del XXI, incluidos conflictos bélicos, pandemias globales y avances tecnológicos que cambiaron la manera en que vivimos. Desde la Primera Guerra Mundial, pasando por la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, hasta la llegada de la era digital, Itooka fue testigo de un mundo en constante cambio.

Un legado de longevidad

Después de la muerte de la española Maria Branyas Morera en agosto de 2024, Tomiko Itooka fue reconocida oficialmente como la persona más longeva del mundo. Su fallecimiento el 29 de diciembre de 2024 en una residencia para personas mayores en Ashiya, donde vivía desde 2019, marcó el fin de una era. La noticia fue confirmada por Ryosuke Takashima, el joven alcalde de Ashiya, quien destacó la influencia positiva de Itooka en la comunidad.

“Itooka nos dio valor y esperanza con su larga vida”, expresó Takashima en un comunicado. “Le agradecemos profundamente por el legado que nos deja.”

Los gustos simples de una vida prolongada

A pesar de los cambios y desafíos que enfrentó a lo largo de su vida, Itooka siempre mantuvo un gusto por las cosas simples. Entre sus favoritos estaban los bananos y el Calpis, una popular bebida japonesa hecha a base de fermentos lácteos. Este detalle sobre su vida cotidiana humaniza aún más a esta figura histórica, mostrando cómo los pequeños placeres pueden acompañarnos incluso en una vida tan prolongada.

Un reflejo de la realidad demográfica de japón

El fallecimiento de Itooka también resalta un fenómeno demográfico significativo en Japón. El país enfrenta una crisis de envejecimiento, con una población en la que los mayores de 65 años representan más de un tercio de los 124 millones de habitantes. En septiembre de 2024, Japón registró más de 95,000 centenarios, de los cuales el 88% eran mujeres. Este envejecimiento de la población plantea desafíos considerables para el sistema de salud y seguridad social del país.

Inspiración para el futuro

La vida de Tomiko Itooka no solo es un testimonio de longevidad, sino también un recordatorio del valor de la resiliencia y la adaptación. Su capacidad para sobrellevar los cambios y desafíos de más de un siglo inspira a generaciones futuras a apreciar la historia y mirar hacia adelante con esperanza.

En un mundo que continúa evolucionando rápidamente, la historia de Itooka sirve como un ancla, recordándonos la importancia de vivir plenamente y encontrar alegría en los momentos simples de la vida. Su legado perdura como un ejemplo de fortaleza y adaptación en tiempos de cambio.