Un coágulo de sangre puede parecer algo lejano, pero la trombosis, especialmente la trombosis venosa profunda (TVP), es una amenaza silenciosa que puede afectar a cualquiera. Este problema, que implica la formación de coágulos en las venas, puede tener consecuencias graves, como embolias pulmonares, si no se detecta a tiempo.

Lo sorprendente es que dos hábitos cotidianos —permanecer sentado mucho tiempo y deshidratarte— pueden triplicar tu riesgo de desarrollar esta condición. Según flebólogos, respaldados por estudios como los publicados en Journal of Thrombosis and Haemostasis, estos comportamientos alteran la circulación y la consistencia de la sangre, creando un entorno propicio para los coágulos. A continuación, exploramos cómo estos hábitos te exponen al peligro y qué puedes hacer para protegerte.
Permanecer sentado mucho tiempo: el riesgo de la inmovilidad
Pasar horas sentado, ya sea en un escritorio, frente a la televisión o durante un vuelo largo, puede parecer inofensivo, pero permanecer sentado mucho tiempo es un enemigo de tus venas. La inmovilidad prolongada ralentiza el flujo sanguíneo, especialmente en las piernas, permitiendo que la sangre se acumule y favoreciendo la formación de coágulos.
Los flebólogos explican que este riesgo se dispara cuando estás sentado más de 4-6 horas sin moverte, ya que los músculos de las piernas, que normalmente ayudan a bombear la sangre hacia el corazón, permanecen inactivos. Un estudio en Circulation encontró que las personas sedentarias tienen hasta tres veces más riesgo de trombosis venosa profunda.
Para contrarrestar este hábito, incorpora pausas activas cada hora: levántate, camina unos minutos o haz estiramientos simples, como flexionar y extender los tobillos. Si trabajas en una oficina, considera un escritorio de pie o usa una alarma para recordarte moverte.
En viajes largos, camina por el pasillo del avión o haz ejercicios de punta y talón si estás en un autobús. Usa medias de compresión si tienes antecedentes de problemas circulatorios, pero consulta primero a un médico. Si notas hinchazón o dolor en las piernas después de estar sentado mucho tiempo, no lo ignores; podría ser una señal de trombosis.
Deshidratarte: cuando tu sangre se espesa
No beber suficiente agua puede parecer un descuido menor, pero deshidratarte tiene un impacto directo en tu riesgo de trombosis. La deshidratación hace que la sangre se vuelva más viscosa, lo que facilita la formación de coágulos, especialmente en personas con factores de riesgo como obesidad o uso de anticonceptivos hormonales.
Los flebólogos advierten que la deshidratación crónica, común en quienes olvidan hidratarse durante el día o consumen demasiada cafeína, puede triplicar el riesgo de coágulos, según datos de Thrombosis Research. Este efecto se agrava en climas cálidos o tras actividades físicas intensas sin reposición adecuada de líquidos.
Para evitar deshidratarte, establece el hábito de beber al menos 1.5-2 litros de agua al día, ajustándolo según tu peso y nivel de actividad. Lleva una botella reutilizable y toma pequeños sorbos a lo largo del día en lugar de esperar a sentir sed. Reduce el consumo de bebidas diuréticas, como café o alcohol, y complementa con alimentos ricos en agua, como pepino o sandía.
Si notas orina oscura, fatiga o mareos, son señales de deshidratación; corrige el problema de inmediato y consulta a un médico si persisten. Monitorear tu hidratación es una forma simple pero poderosa de proteger tus venas.
Rompe el ciclo y cuida tus venas
Los hábitos de permanecer sentado mucho tiempo y deshidratarte son más peligrosos de lo que imaginas, ya que triplican tu riesgo de trombosis al alterar la circulación y la consistencia de tu sangre. La buena noticia es que pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia.
Prioriza el movimiento regular, incluso si son solo caminatas cortas, y mantén una hidratación constante para mantener tu sangre fluyendo sin problemas. Si tienes factores de riesgo adicionales, como antecedentes familiares de trombosis, embarazo o cirugías recientes, sé aún más diligente y considera chequeos regulares con un flebólogo.
Lleva un diario para registrar cuánto tiempo pasas sentado y cuánta agua consumes; esto te ayudará a identificar patrones y corregirlos. Presta atención a síntomas como hinchazón, dolor o calor en las piernas, y busca atención médica de inmediato si aparecen, ya que podrían indicar un coágulo. Tu cuerpo depende de tus decisiones diarias; rompe estos pésimos hábitos y dale a tus venas el cuidado que merecen.