El suplemento de omega-3 que tomas puede ser inútil si no lo combinas con este nutriente

Los suplementos de omega-3 son un éxito: prometen un corazón más sano, un cerebro ágil y hasta menos inflamación. Pero si estás gastando en esas cápsulas de aceite de pescado y no ves resultados, podría faltarte un compañero clave: la vitamina D.

Sin ella, tu cuerpo no absorbe ni usa los omega-3 como debería, y todo ese esfuerzo podría estar yendo al olvido. Aquí te explico por qué esta dupla es imbatible, cómo hacer que funcionen juntos y qué necesitas saber para sacarle el máximo provecho, con un lenguaje claro y práctico para todos, basado en lo que conocemos hasta abril de 2025.

Por qué los omega-3 son tan populares

Los omega-3—ácidos grasos como el EPA y DHA—son esenciales porque el cuerpo no los produce solo. Los encuentras en pescados como el salmón o en cápsulas que vuelan de los estantes. Se dice que bajan los triglicéridos, cuidan las arterias y hasta mejoran el ánimo. No es cuento: un corazón sano y un cerebro en forma agradecen esas grasas buenas.

Pero no basta con tragar una pastilla. Los omega-3 necesitan un empujón para brillar, y ahí entra la vitamina D.

La vitamina D: el socio que potencia los omega-3

La vitamina D no solo fortalece los huesos; también es como un director de orquesta que ayuda a los omega-3 a hacer su magia. Activa genes que regulan cómo se absorben y usan estas grasas en el cuerpo, desde las membranas celulares hasta el sistema inmune. Sin suficiente vitamina D, los omega-3 pueden quedarse “atorados”, circulando sin cumplir su misión.

Piénsalo así: los omega-3 son el combustible, pero la vitamina D es la chispa que enciende el motor. Si te falta la chispa, no llegas lejos.

Qué pasa si no los combinas

Tomar omega-3 sin vitamina D no es tirar el dinero por completo, pero reduces su impacto. Por ejemplo:

  • Menos absorción: La vitamina D mejora cómo las células incorporan el DHA, clave para el cerebro. Sin ella, hasta un 30% de los omega-3 podrían no aprovecharse bien.
  • Efecto débil en el corazón: Los omega-3 bajan la inflamación, pero necesitan vitamina D para optimizar los vasos sanguíneos. Sin ella, el beneficio cardiovascular se queda corto.
  • Estado de ánimo estancado: Si buscas omega-3 para el ánimo, la vitamina D ayuda a que el DHA apoye la serotonina. Sin esa ayuda, el cambio es más lento.

Un informe de 2023 en Nutrients encontró que personas con niveles bajos de vitamina D (menos de 20 ng/mL) tenían un 25% menos respuesta a suplementos de omega-3 en marcadores como triglicéridos o inflamación. No es que no sirvan, pero funcionan a media máquina.

Cómo saber si te falta vitamina D

Muchas personas no tienen suficiente vitamina D, especialmente si vives en sitios con poco sol o pasas el día encerrado. Se estima que un 40% de los adultos están por debajo de los 30 ng/mL ideales. La piel produce vitamina D con el sol, pero en invierno o con protector solar, esa fábrica se apaga. Y en la comida—salmón, huevos, leche fortificada—no siempre alcanzas los 600-800 UI diarios que recomienda el cuerpo.

Si te sientes cansado, con dolores musculares o más resfriados de lo normal, podría ser una pista. Un análisis de sangre (25-hidroxivitamina D) te saca de dudas. Mientras tanto, no asumas que estás cubierto.

La dupla en acción: dónde encontrarlos

La buena noticia es que combinar omega-3 y vitamina D es más fácil de lo que parece. Puedes hacerlo con comida o suplementos:

  • Salmón: Un filete de 100 g te da 500 mg de omega-3 y 600 UI de vitamina D. Asado con limón, es una cena que lo tiene todo.
  • Sardinas: Una lata (90 g) aporta 1,200 mg de omega-3 y 200 UI de vitamina D. Perfectas en ensalada o con tomate.
  • Huevos: Una yema tiene 20 mg de omega-3 y 40 UI de vitamina D. No es mucho, pero suma si los comes a diario.
  • Suplementos: Busca cápsulas que combinen ambos—like 1,000 mg de omega-3 con 1,000 UI de vitamina D. Tómala con una comida grasa para que se absorba mejor.

Por ejemplo, yo suelo comer sardinas un par de veces por semana y tomo un suplemento en invierno, cuando el sol escasea. Es una rutina sencilla que cubre las bases.

Cuánto necesitas de cada uno

No hace falta complicarse:

  • Omega-3: Apunta a 500-1,000 mg diarios de EPA+DHA para mantenimiento, o 2,000 mg si buscas efectos específicos, como bajar triglicéridos.
  • Vitamina D: Entre 800-2,000 UI al día es seguro para la mayoría. Más de 4,000 UI sin médico puede ser arriesgado.

Un dato práctico: una cucharadita de aceite de hígado de bacalao te da los dos en una sola dosis, aunque el sabor no es para todos. Si prefieres cápsulas, revisa que sean de marcas confiables—algunas tienen menos omega-3 de lo que dicen.

Precauciones para no pasarte

Combinar omega-3 y vitamina D es seguro, pero no abuses. Demasiada vitamina D puede subir el calcio en sangre, causando mareos o cálculos renales. Y un exceso de omega-3 podría afinar demasiado la sangre si tomas anticoagulantes. Si estás medicado o tienes dudas, un médico te puede guiar—una consulta rápida evita sustos.

También, elige suplementos puros. Algunos aceites de pescado baratos traen contaminantes como mercurio, así que busca sellos de calidad como IFOS o USP.

Por qué no solo se trata de pastillas

Tomar omega-3 y vitamina D es solo una pieza del rompecabezas. Comer bien—like verduras, nueces y menos azúcar—hace que esos nutrientes trabajen mejor. Moverte un poco, aunque sea caminar 20 minutos, y dormir tus 7 horas también suman. Es como un equipo: los suplementos ayudan, pero no hacen milagros si el resto cojea.

Yo aprendí eso cuando intenté “arreglar” mi cansancio solo con cápsulas. Mejoró cuando añadí sol y ensaladas. Todo cuenta.

Haz que tus omega-3 rindan

El suplemento de omega-3 que tomas no es un desperdicio, pero sin vitamina D, podría estar dando menos de lo que puede. Esta dupla—fácil de encontrar en salmón, sardinas o una buena cápsula—hace que tu corazón, cerebro y ánimo saquen músculo.

No necesitas volverte químico: come pescado un par de veces por semana, toma un poco de sol y, si usas suplementos, elige los que combinan ambos. Tu cuerpo notará la diferencia, y tu billetera también.