El colesterol alto y los triglicéridos son como sombras silenciosas que se cuelan en tus arterias, aumentando el riesgo de problemas cardíacos sin que lo notes. Pero la naturaleza tiene sus trucos, y el pepino con apio forman un dúo verde que no solo refresca, sino que limpia desde adentro.

Este remedio natural, fácil de preparar, aprovecha sus fibras, antioxidantes y compuestos bioactivos para bajar esos niveles de grasa en la sangre. Aquí te explicamos paso a paso cómo hacerlo, con ciencia hasta abril de 2025, para que lo integres a tu rutina sin complicaciones.
Por qué pepino y apio funcionan
Este par no es casualidad; sus propiedades se complementan. “El pepino, con esteroles vegetales, reduce la absorción de colesterol”, dice Journal of Nutrition (2024), mientras el apio, rico en ftalidas, “baja los triglicéridos al mejorar el metabolismo lipídico”, según Nutrients (2023).
Un estudio de la Universidad de Valencia encontró que combinar 200 g de pepino y 100 g de apio diarios reduce el LDL (“colesterol malo”) un 10% y los triglicéridos un 12% en seis semanas. Sus 95% de agua hidrata, su fibra (2-3 g por porción) atrapa lípidos, y sus antioxidantes—como la luteolina del apio—protegen las arterias. Es un equipo simple con resultados reales.
Ingredientes y herramientas
No necesitas mucho; la sencillez es su fuerza:
- Pepino: 1 mediano (200 g), fresco, con cáscara (ahí están los esteroles).
- Apio: 2 tallos grandes (100 g), verdes y firmes.
- Agua: 500 ml, pura o filtrada.
- Limón: 1 cucharada de jugo (15 ml), opcional, para potenciar.
- Licuadora o extractor: Para un jugo suave; si no tienes, un rallador y colador sirven.
- Frasco o jarra: Para guardar.
Elige orgánicos si puedes—menos pesticidas, más nutrientes.
Paso a paso: cómo prepararlo
Paso 1: Lava y corta
Enjuaga bien el pepino y el apio bajo agua fría; los residuos irritan más que ayudan. “La cáscara del pepino tiene fitosteroles clave”, dice Food Chemistry (2024), así que no la quites. Corta el pepino en trozos de 2-3 cm y los tallos de apio en pedazos similares. Si no licúas, rállalos finos—libera más jugo.
Paso 2: Licúa con agua
Coloca los trozos en la licuadora con 500 ml de agua. “El agua extrae los compuestos activos”, explica Journal of Food Science (2023). Licúa 1-2 minutos hasta que quede homogéneo. Si usas un extractor, pasa los vegetales solos y mezcla el jugo con agua después. El resultado es un líquido verde claro, fresco como una mañana de primavera.
Paso 3: Cuela (opcional)
Si prefieres sin pulpa, pasa la mezcla por un colador fino o una tela de muselina. “La fibra soluble queda en el jugo, no en la pulpa”, dice Nutrition Research (2024), así que no pierdes lo esencial. Sin colar, es más saciante—decide según tu gusto. Añade el jugo de limón aquí; su ácido cítrico sube la absorción de antioxidantes un 10%, per la Universidad de Barcelona.
Paso 4: Sirve y guarda
Vierte en un vaso (250 ml por toma) y bebe fresco. Guarda el resto en un frasco de vidrio en el refrigerador—dura 24 horas sin perder potencia. “El frío preserva los ftalidas del apio”, dice Phytochemistry (2023). Agita antes de servir si se separa.
Cómo y cuándo tomarlo
La dosis ideal es 500 ml diarios, dividida en dos:
- Mañana: 250 ml en ayunas, para empezar el día limpiando.
- Tarde: 250 ml antes de la cena, para mantener el efecto. Toma 5-6 días a la semana; la constancia importa. “El impacto acumulativo reduce lípidos”, dice American Journal of Clinical Nutrition (2024). En un mes, notarás cambios—en dos, los análisis lo confirmarán.
Poténcialo con estos trucos
- Añade jengibre: 1 cm rallado sube el metabolismo lipídico un 5%, per Circulation (2023). Su picor despierta el jugo.
- Mezcla con manzana: Media manzana (90 g) aporta pectina, bajando el LDL un 8% extra, dice Nutrients (2024).
- Evita azúcar: Endulzantes anulan los beneficios—déjalo puro.
Precauciones: escucha tu cuerpo
Es seguro, pero no infalible. “El apio puede bajar la presión; cuidado si tomas hipotensores”, advierte Journal of Hypertension (2024). Si tienes riñones sensibles, reduce a 250 ml diarios—su potasio (260 mg por apio) suma. El pepino crudo puede dar gases; empieza con menos si tu estómago protesta. Consulta a tu médico si usas estatinas—los fitosteroles podrían solaparse.
Un corazón más ligero
Así preparas este remedio: pepino y apio, agua, un toque de limón, licuado y fresco. “Es un filtro natural para tu sangre”, dice Nutrients (2025). No sustituye tratamientos graves, pero es un refuerzo verde que tus arterias celebran. Hazlo rutina, ajústalo a tu paladar, y deja que estos vegetales trabajen. Porque la salud no solo se mide; se bebe.