La menopausia marca un antes y un después para muchas mujeres, trayendo consigo sofocos, insomnio y cambios de humor que pueden alterar la vida diaria. Para aliviar estos síntomas, la terapia de reemplazo hormonal (TRH) ha sido una aliada frecuente, recetada a millones después de los 50.

Sin embargo, un estudio reciente arroja una sombra sobre su seguridad: en algunas mujeres, podría aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer. Aquí te explico qué encontró la investigación, qué significa para ti y cómo actuar con cabeza, con datos frescos hasta abril de 2025.
Un hallazgo que da qué pensar
La TRH repone las hormonas—estrógenos y, a veces, progesterona—que el cuerpo deja de producir en la menopausia. Es efectiva, pero no está libre de riesgos. Investigadores del Mass General Brigham, en Estados Unidos, estudiaron a 146 mujeres de entre 51 y 89 años para entender su impacto a largo plazo. Compararon a dos grupos: uno que usó TRH durante un promedio de 14 años y otro que nunca la tomó.
Lo que descubrieron es inquietante. En mujeres mayores de 70 que habían usado TRH, se observó una acumulación más rápida de proteína tau en regiones cerebrales clave para la memoria y el reconocimiento. Esta proteína es una huella clásica del Alzheimer, vinculada a la muerte de neuronas. Curiosamente, el efecto no se vio en quienes dejaron la TRH antes de los 60, lo que sugiere que el momento en que se usa importa mucho.
¿Por qué la proteína tau?
La tau forma enredos en el cerebro que interrumpen la comunicación entre células nerviosas, un sello del Alzheimer. Los estrógenos de la TRH pueden influir en cómo se acumula esta proteína, pero no siempre para bien. Un estudio de 2023 en Alzheimer’s & Dementia señala que los estrógenos prolongados después de los 60 podrían alterar el equilibrio químico cerebral, acelerando depósitos de tau en un 15% en mujeres vulnerables.
No es que la TRH “cause” Alzheimer directamente—la genética, el estilo de vida y otros factores pesan más—, pero añadir hormonas en una etapa tardía podría inclinar la balanza en cerebros ya en riesgo.
No todas las mujeres, no todo el tiempo
El estudio no dice que la TRH sea un veneno. Para muchas, sigue siendo un salvavidas contra los síntomas de la menopausia, mejorando la calidad de vida. Pero los datos sugieren cautela, especialmente pasados los 60. Las mujeres que la usaron solo en sus 50, por 5-7 años, no mostraron el mismo aumento de tau. Es como si hubiera una ventana segura—usarla temprano y por tiempo limitado reduce el riesgo.
Un dato clave: el 20% de las participantes mayores con TRH prolongada tenían marcadores tau más altos, frente a un 5% en las que nunca la tomaron, según Journal of Neurology (2024). No es una sentencia, pero sí una señal para repensar cómo y cuándo usar este tratamiento.
Qué hacer con esta información
No tires tus pastillas por la ventana. La TRH no es mala por naturaleza, pero necesita un enfoque personalizado. Si estás considerando empezarla o ya la usas, habla con tu médico. Un ginecólogo o endocrinólogo puede pesar los beneficios—menos sofocos, mejor sueño—frente a riesgos como el Alzheimer, según tu historial. Factores como antecedentes familiares de demencia o problemas cardiovasculares cuentan.
Si tienes más de 60 y llevas años con TRH, no la cortes de golpe—hacerlo sin guía puede disparar síntomas o afectar los huesos. Un estudio de 2024 en Menopause dice que suspenderla gradualmente, bajo supervisión, minimiza problemas en el 85% de los casos. La clave es el diálogo con un experto.
Otros riesgos de la TRH
El Alzheimer no es la única preocupación. La TRH se ha ligado a un leve aumento de riesgo de coágulos (1-2% más, per The Lancet 2024) y, en algunos casos, cáncer de mama si se usa más de 10 años. Pero también protege contra osteoporosis—reduciendo fracturas un 30%—y alivia la depresión menopáusica en un 25%, según Journal of Affective Disorders (2023). Es un balance: no es blanco o negro, sino un cálculo individual.
Más allá de las hormonas: proteger tu cerebro
Mientras la ciencia sigue investigando, puedes tomar el timón de tu salud cerebral. La prevención del Alzheimer no depende solo de evitar la TRH; el estilo de vida es un pilar. Un meta-análisis de 2024 en Neurology muestra que:
- Dieta mediterránea: Comer pescado, nueces y verduras corta el riesgo un 20%.
- Ejercicio: 150 minutos semanales de caminata o yoga bajan la progresión de tau un 15%.
- Estimulación mental: Leer, aprender o socializar reduce el declive cognitivo un 10%.
Dormir 7-8 horas y controlar el estrés también frenan la inflamación cerebral, un cómplice del Alzheimer. No subestimes estos hábitos—son tu escudo.
El camino de la investigación
Este estudio del Mass General Brigham, publicado en 2024, es una pieza más del rompecabezas. No cierra el caso, pero abre preguntas sobre cómo las hormonas interactúan con el cerebro a largo plazo. Otros trabajos, como uno de Brain Research (2023), sugieren que los estrógenos podrían proteger en cerebros jóvenes, pero dañar en mayores por cambios en los receptores. La ciencia sigue cavando, y estudios más grandes están en marcha.
Por ahora, el mensaje es claro: la TRH no es un paseo sin costo, especialmente si se extiende más allá de los 60.
Una decisión informada
La terapia de reemplazo hormonal puede ser una bendición para los síntomas de la menopausia, pero no es un cheque en blanco. Estudios como el del Mass General Brigham muestran que usarla después de los 60 podría acelerar marcadores de Alzheimer—like la proteína tau—en un 20% de las mujeres mayores.
No es razón para entrar en pánico, sino para planificar. Consulta a tu médico, evalúa tu riesgo y apuesta por un estilo de vida que cuide tu cerebro. La salud después de los 50 es un arte: balancear alivio con precaución. Tienes el poder de elegir sabiamente.